de corazones

Todas las paredes estaban decoradas con enormes corazones de cartulinas rojas y rosas.

sus compañeros lo señalaban y se reían. ¿Pero qué pasa hoy?

Al darse la vuelta vio a pizarra, también adornada con corazones de tiza, en la que se leía: 

imagen desde AQUÍ

¡Se había vuelto a olvidar! Vestir de rojo el 14 de febrero era un error que sólo un párvulo cometería. Esto pensaba mientras miraba los pantalones rojo oscuro que su madre había preparado sobre su cama, con tanto cariño, aquella mañana.

-¡Pues es una tontería!!- Respondió burlón Nicolás, pero lleno de rabia.

-¡Claro que no es una tontería!- Se oyó a sus espaldas. Provocó la risa de todos los presentes. La profesora entraba en la clase, cargada con una pesada caja de cartón llena de papeles de colores, tijeras, pegamento y mil trastos más para hacer manualidades. -Es una tradición muy bonita que nos anima a demostrar nuestro amor por los demás, al menos una vez al año- Dejó la caja sobre su mesa, y murmuró -al menos así debía ser- mientras miraba su blackberry escudriñando una posible lucecita roja que le animara la mañana. Pero la BB le devolvía el mismo semblante, y fría, no emitía ruiditos, luces ni vibración alguna. Con un suspiro la guardó en el cajón.

-¡Vamos niños! Cada uno a su sitio, que ya hemos perdido mucho tiempo- y al levantarse la envolvieron las risas de los mocosos, quien estaba claro, tenían el don de la oportunidad y el día gracioso.

                       

               

jersey de sweewë. foto de Alicia.

-Nicolás y la profe están enamoradoooos!- Cantaban con rintintín

Ella recordaba su infancia -al menos no se saben la canción de Carrascal...- pensó aliviada.

Se acordó de aquella norma no escrita para el día de San Valentín: si vestías de rojo o rosa es que te gustaba alguien. Y en aquellas edades eso era peor que haber matado a alguien.

A ella no la importaba, Nicolás era mejor chico que todos los novios-fracaso que había tenido los últimos tiempos. Mejor que ese que hoy se olvidaba de un sencillo "buenos días" via wassap. Se había acostumbrado a conformarse con tan poco...

Pero no se rendía; por eso, aquella mañana había escogido su jersey gris con grandes corazones que había comprado en París el año anterior -si la suerte llama a la suerte, a lo mejor el amor llama al amor, ¿no?- había razonado ella.

Dio tres golpes con el borrador sobre la mesa. Tenía que centrar a los niños en las tareas del día. Y así comenzó la clase...

- MATEMÁTICAS- bufffff... ¡ni a ella le apetecía! - Abrid la página 72.

Al menos eran obedientes. Pero seguían chinchando a Nicolás. 

Justo a la derecha de Nicolás se sentaba Pepón, un niño grandote, que si estuviéramos en América, seguramente sería el matón del colegio y robaría la merienda a los más enclenques. Pepón le hacía corazones en el aire a Nicolás, señalaba sus pantalones rojos y se reía cuando le lanzaba bolas de papel gracias a una catana improvisada con un boli BIC -te gusta la profe- susurraba con sorna.

Ella se cansó: Pepón, ¿Qué crees que significa llevar un cuello dentro del jersey y otro por fuera?-

Fernando, el graciosillo de la clase se levantó aprovechando la coyuntura -que es un desastre, señorita, y no se sabe vestir-

La profesora, desesperada se dió cuenta de que había entrado en su juego. Parecía algo inocente, pero no, había empezado la guerra.

Dos golpes en la puerta le dio una tregua. -Adelante- dijo ella. Y todos sus alumnos se pusieron en pié.

Entró un ramo de flores. Flores pequeñas amarillas y naranjas y hojas grandes y de un intenso verde. Era un bonito bouquet. detrás del enorme ramo estaba el repartidor, preguntó por ella, quien emocionada, olvidó donde estaba y que debía dar ejemplo, y corrió a sostener su regalo de San Valentín. parecía que no se había olvidado después de todo. Aunque ella sólo anhelaba un mensajito cibernético, esto era mucho mejor.

Otra vez las risas de los niños la trajo de vuelta a su clase de 3º de primaria. 

-Nicolás, se las has mandado tú?- con burla... -¿Y por qué a mi nadie me envía flores?- lloriqueaba una niña rubia delgadita desde el fondo de la clase. -Eres un romántico, Nicolás!  

Ella decidió tomar las riendas de la situación:

- Este regalo es de mi novio, que se ha acordado de mí. Algún día todos os enamorareis, tarde o temprano y dará igual si vestís de rojo, de verde o de amarillo.

-Profe de amarillo no, que da mala suerte- apuntó una niña con coletas.

-Si, incluso vistiendo de amarillo. Y con regalo o sin regalo, lo importante es que sepáis amar.- Lo que acababa de decir era demasiado cursi, hasta para ella...así que decidió volver al juego. ¡Total! ¡Un día es un día!

-Así, Pepón, ¿sabes qué significa llevar un cuello fuera?- Él, cabizbajo, negó con un gesto. - Significa que buscas novio.- Y todos rieron.

-Marta, esta mañana, ¿era tu mamá la que te ha traído y te ha dado un beso en la puerta del colegio?- La niña asintió sonrojada

La profesora no pretendía ridiculizar a los niños uno por uno. Quizá se estaba pasando, pero ya no sabía cómo recular. Así que continuó, dándoles razones de que todos, de alguna manera, en menor o mayor medida, estaban enamorados.

Y ella pasó la mañana aprendiendo que no eran necesarios los grandes gestos que lo demostraran, sino pequeños detalles y todos los días, y deseando que este nuevo novio, no fuera otro novio-fracaso, y San Valentín sólo tuviera importancia en su calendario como un día perfecto para vestir de rojo o con estampado de corazones.
Sino, el amor por su trabajo y sus paseos en bicicleta se convertirían en el objetivo de cada catorce-de-febrero para ella. Era amor, al fin y al cabo.

Y vosotros, ¿esperáis algo este 14 de febrero?

¿Qué/quién es el objeto de vuestro San Valentín?

¡Feliz amoroso martes!

* ¿habéis visto el doodle amoroso de hoy en google? Dale al PLAY!