Salir a la calle un día de lluvia da bastante pereza. Apetece más quedarse bajo la manta con un chocolate caliente. Pero hoy no. El primer día de lluvia de otoño no molesta. Los suelos se tiñen de oscuro y brillan con el reflejo de tímidos rayos de sol. Las temperaturas se templan y nos vestimos de gala; botas de agua y paraguas de colores para recibir a Mr. Otoño que, por fin, ha decidido pasarse por aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus palabras!