Follow my blog with Bloglovin escapology: el verano de tu vida

el verano de tu vida

Parece insuperable, un verano perfecto, que enlaza un plan tras otro, que mezcla arenas de diferentes playas, que el día se confunde con la noche, el mar es cada vez más azul y las persona a tu alrededor más interesantes. Siempre parece insuperable.

Foto de Escapology. Ferrol 2013.
Como el año que llegué para quedarme. Y pasábamos las horas tumbadas bajo este frondoso pinar que nos acoge también por las noches, año tras año, al ritmo de la canción del verano.
foto de Escapology. Pinar El Montico 2012
O como ese mes de julio en que nos echamos la mochila al hombro y sólo la soltamos para bañarnos en el mar de nuestra isla griega, o para usarla de almohada en el ferry que nos llevó hasta allí. Esos días cantábamos “mami enséñame a bailar” por los pasillos de un supermercado en Roma.

fotograma de Vacaciones en Roma
Tampoco parecía fácil olvidar el verano en que me volví a enamorar de él. Ni aquél en el que nos dijimos adiós y pasé dos meses despidiéndome de mis amigos en compañía de la luna. Ese año tenía sabor a barbacoa en viejas canchas de baloncesto y extraños amores platónicos de verano.

A ese agosto le di la espalda a lomos de una moto roja por la Toscana, convirtiendo ese año en el verano más largo de mi vida. ¿Quién me iba a decir que aún quedaban mejores momentos por vivir?


foto de Escapology. San andrés de Teixido 2013
La Costa Amalfitana, la langosta de la que me encariñé en Somo, una boda sobre un acantilado mallorquín, Londres sin nubes, partidas de cartas acariciando el cielo desde los tejados de San José, encontrar la mejor tortilla de Madrid cuando todos se habían ido, el sol cántabro derretido sobre nuestros desayuno o el amor fotografiado en una caseta de madera. Dos gorras de Mao y un paseo por la Gran Muralla, todos los libros que ahora cogen polvo en mi estantería y mis recuerdos, siempre con los pies a remojo.

Y parecía insuperable.

foto de Escapology. Amalfi 2010
Siempre lo parece. También este año, aunque el verano no quería venir a su propia fiesta.

Y es que dime, qué es mejor que su visita inesperada y una fiesta llena de sombreros y una pajarita. Qué va a ser mejor que un picnic con champagne en esa playa gallega que parecía solo nuestra y una docena de deseos flotando en el mar.
El reencuentro con un buen amigo tras tantos años y los viajes en carretera, de norte a sur. Un dúplex y el mar de Tarifa. Volver a los años veinte y jugárnoslo todo al rojo, como los coches y los monos del equipo Ferrari que ahora apuesta al siete. Qué puede ser mejor que las luces de Nueva York y sus calles bulliciosas. El olor de lavandas por la mañana, los calabacines creciendo en la huerta y el sonido de las raquetas de tenis golpeando a lo lejos.

fotograma de Midnight in Paris
Y es que, todos los veranos, son el verano de tu vida.


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3 comentarios:

  1. Marga14.8.13

    Para mi un verano que siempre vuelve, cuando estoy alli, es Donostia..., Galicia, Andorra, y Cantabria..me reconfortan el espíritu, me curan por dentro, por esos recuerdos de esos paisajes, de esos momentos, de personas únicas e irrepetibles, algunas se fueron de mi vida, pero no de mi corazón.

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  2. Hay muchos veranos, pero algunos superan con creces nuestras expectativas y sin embargo otros nos dejan con la miel en los labios...

    aliceinbo2.blogspot.com

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  3. Que pintaza!se nota disfrutaste mogollon.

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Gracias por tus palabras!

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