Eramos dos mujeres con adicciones comunes, no todas confesables.
Adicción a los cuentos. Ella era más de Peter Pan, y yo seguía perdida en el País de las Maravillas; dos mundos fantásticos y paralelos. Los libros, películas y sonidos que dejan una huella en el alma eran otras adicciones que maridaban perfectamente con los vinos que tomamos esa noche.
Y es que una noche de cata de vinos románticos, como los describía Guillaume, el enólogo con suave acento francés en su castellano, era el mejor plan para un reencuentro lleno de historias perdidas en el tiempo y heridas dulces.
Otra adicción, el vino.
Y una noche adictiva, de la que todavía siento el bouquet y el retrogusto del último sorbo.
* Si también queréis emborracharos de sus adicciones:
feliz jueves
Yo también soy más de Peter...
ResponderEliminarQué bonitos esos ratos diferentes tan disfrutables :)
ResponderEliminarNunca comenté esta entrada? Qué maleducada yo, no??
ResponderEliminarSigue pareciéndome mágico el plan de aquel miércoles, Ali... Con la niebla y el frío de las 03:00h de la mañana y todos los dueños de los bares mandándonos a dormir!!!
Qué de cosas nos pasan y qué de cosas nos contamos...
(*luv u)